';

Entrevista a la presidenta en el Diario Montañés

Entrevista a la presidenta en el Diario Montañés
Gema y Francisco en la sede de Santander

La inflación castiga al Banco de Alimentos de Cantabria y dispara las peticiones de ayuda

La cifra de beneficiarios ha aumentado un 61% en solo un mes, entre agosto y septiembre, y ronda los 13.000

Mucho antes de que la ministra Yolanda Díaz ideara su cesta de la compra para todos y todas, los Bancos de Alimentos de España ya tenían establecido qué debían contener los lotes que reciben sus beneficiarios: el que corresponde para un mes a una familia con cuatro miembros -dos adultos y dos niños- incluye dos litros de aceite, doce de leche, un kilo de azúcar, otro de harina, tres de alubias y otros tantos de lentejas y de garbanzos; conservas de atún, carne y fruta -un kilo de cada-; cacao y crema de cacao, también un kilo de cada producto; tres kilos de galletas y dos de cereales. También reciben carne, pescado y verduras y, en función de lo que se disponga, miel, pan y algo de repostería. Si los chavales tienen suerte, puede que incluso encuentren unas gominolas, si es que a algún donante se le ha ocurrido hacer esa gracia.

En Cantabria, el número de beneficiarios ronda los 13.000, según indica la presidenta del Banco de Alimentos en la región, Gema Díaz-Domínguez, quien también explica que la necesidad fluctúa durante el año: la demanda es alta desde enero hasta mayo, y empieza a descender en junio; el verano ofrece oportunidades laborales a muchas familias en el sector del turismo y la hostelería, pero cuando termina, el repunte es bestial.

La crisis económica y la inflación han provocado que este problema recurrente se haya agudizado mucho más este año: de agosto a septiembre, el número de familias que ha solicitado ayuda se ha duplicado -ha pasado de 169 a 374-, con un dramático aumento de aquellas con hijos a su cargo -la cifra de niños ha crecido de 1.339 a 2.486, y la de lactantes, contabilizados aparte, de 405 a 575-. En solo un mes, se ha registrado un incremento del 61% de personas atendidas.

Inflación

Si cada año el Banco gasta unos 80.000 euros en alimentos, este ya ha invertido más de 110.000

También ha cambiado el perfil del beneficiario. «Normalmente se trataba de gente sin recursos, desempleados de larga duración, inmigrantes sin papeles… Pero ahora nos están llegando familias con trabajo, en algunos casos con nóminas de 1.200 o 1.300 euros que ya no alcanzan para cubrir la hipoteca, el crédito, el alquiler, los gastos de la casa o los de los niños», señala Díaz-Domínguez.

Claro que la subida de los precios de los alimentos, de la luz y de los combustibles no afectan solo a estas personas. El mismo Banco de Alimentos de Cantabria se está resintiendo del encarecimiento de la vida: si, por término medio, cada año invierte unos 80.000 euros en adquirir productos para complementar las donaciones y completar los lotes, en este, recién comenzado octubre, ya son más de 110.000 los euros gastados -«se debe tanto al incremento del precio de los alimentos como por el de beneficiarios»-. Añádase a todo ello el pago de la luz de sus instalaciones y del combustible de los vehículos para hacerse una idea más completa de la facilidad con que se evapora el dinero.

La etapa más dura

La presidenta del Banco de Alimentos reconoce, no obstante, que la situación no es tan desesperada. Sobre todo si lo compara con la etapa más dura, que coincidió con los meses de confinamiento por la pandemia, cuando la organización benéfica llegó a atender a 40.000 personas. Aun entonces lograron salir a flote gracias a la generosidad de los donantes: dos años después, el Banco sigue tirando de esa reserva. «El apoyo que recibimos entonces fue abrumador, por parte de todo el mundo. Y parte de lo que recibimos como donaciones nos está permitiendo aguantar con tranquilidad en estos años posteriores».

Meses críticos

Durante el confinamiento del covid, la organización benéfica llegó a atender a 40.000 personas

«Las donaciones nos llegan por distintas vías; tenemos de todo, desde acuerdos con ayuntamientos -el más importante, con el de Santander, que aporta 70.000 euros anuales-; una partida de 10.000 euros del Gobierno cántabro, convenios con empresas, ayuda de particulares…». También es habitual la colaboración de todo tipo de entidades y asociaciones, que organizan campañas y recaudan con fines solidarios, en empresas, colegios, pruebas deportivas, etc.

«Nos están llegando familias con trabajo, con nóminas que ya no alcanzan para cubrir la hipoteca, el alquiler o los gastos de los niños»

GEMA DÍAZ-DOMÍNGUEZ | PRESIDENTA DEL BANCO DE ALIMENTOS

Mención aparte merece la Gran Recogida que cada año ponen en marcha todos los Bancos de Alimentos de España simultáneamente, una campaña de una semana de duración, prevista para el próximo mes de noviembre, en la que colaboran los supermercados, recogiendo las donaciones y, también, complementándolas.

La Gran Recogida

«El año del covid hubo un cambio en la campaña. Hasta entonces la recogida era en kilos, y la gente dejaba en la caja un paquete. Pero ese año se decidió que la donación fuese monetaria, y eso generó ciertas suspicacias -recuerda Gema Díaz-Domínguez-. Había quien tenía la sensación de que no era la misma donación, o que no sabía dónde iba. Este año la donación va a ser mixta, en dinero o con productos. Lo que quiero explicar es que nosotros no recibimos dinero: si durante la semana que dura la Gran Recogida la gente dona 1.000 euros, lo que tiene el Banco de Alimentos es una cuenta abierta, un vale para canjear en ese establecimiento, pero no por cualquier cosa, sino por productos básicos que aparecen en un listado, acordado a nivel nacional. Yo, por ejemplo, el primer año quise comprar turrón para los lotes de Navidad, y no pude porque no figuraba en esa lista, así que hubo que adquirirlo por otra vía: ¡no podíamos dejar a las familias del Banco de Alimentos sin turrón!».

Familias necesitadas

Productos demandados y que escasean: leche, conservas, legumbres…

Aunque el Banco de Alimentos de Cantabria logra dar respuesta al aumento de la demanda de ayuda, sí hay una serie de productos que precisan las familias y que escasean en sus estanterías. La leche es uno de ellos, después de que su precio se haya encarecido cerca de un 30%. También se necesitan donaciones de productos de desayuno (cereales, galletas, cacao, etc.). Las legumbres secas y las conservas, principalmente de pescado, son otros artículos a reponer. El incremento de la cifra de niños necesitados se traduce en la petición de alimentos infantiles, pañales y otros artículos de higiene para ellos.

Comments
Compartir
AbaCant21